La devastadora DANA que azotó Valencia el pasado 29 de octubre dejó no solo inundaciones y pérdidas materiales, sino también una serie de reflexiones importantes sobre la responsabilidad ciudadana, la gestión de crisis y el papel de los líderes en momentos críticos.
A las 7:36 de la mañana, la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) emitió una alerta roja, el máximo nivel de aviso. Sin embargo, muchos ciudadanos no tomaron las precauciones necesarias hasta que las consecuencias fueron inevitables. Esto plantea una pregunta incómoda pero necesaria: ¿hemos delegado en exceso nuestra capacidad de respuesta a las autoridades? Hasta hace poco más de un año, no existía un sistema de alerta como el ES-ALERT, un mecanismo que hoy en día envía mensajes directamente a los móviles de los ciudadanos en caso de emergencias graves. A pesar de esta herramienta, desconocida para la mayoría hasta su activación, la responsabilidad individual sigue siendo insustituible. No podemos esperar que "papá Estado" nos guíe en cada paso; debemos aprender a reaccionar de manera proactiva cuando se nos informa de una amenaza inminente.
Carlos Mazón y la complejidad de la gestión
En cuanto al presidente de la Generalitat Valenciana, Carlos Mazón, su actuación ha sido objeto de intensos debates y críticas. Es improbable —incluso impensable— que un presidente desee cargar en su expediente político con la responsabilidad de más de 200 vidas perdidas. Si hubo errores en la gestión, es probable que muchos de ellos tengan su origen en una deficiente transmisión de información por parte de los órganos responsables. Esto no exime al líder de responsabilidad, pero sí matiza las circunstancias en las que se tomaron (o no tomaron) decisiones clave.
Lo que resulta indignante es el ataque personal y mezquino hacia Mazón, que ha desviado la atención hacia cuestiones que nada tienen que ver con la gestión de la crisis. Hablar del coste de una comida, especular sobre supuestas infidelidades o lanzarse a destruir la reputación personal del presidente es una muestra de cinismo político y humano. Estos ataques, lejos de contribuir a la solución de los problemas, solo buscan destruir al adversario y desviar el foco de los verdaderos debates.
Un presidente centrado en la recuperación
Lo importante ahora, tal y como ya está demostrando Mazón, es centrarse en la recuperación de los afectados y asegurarse de que ningún vecino de la comarca de l’Horta Sur quede desatendido. Es imprescindible que las familias que han perdido absolutamente todo reciban cuanto antes las ayudas prometidas, no solo como una cuestión de justicia social, sino como una señal de empatía y compromiso con quienes más han sufrido.
En segundo lugar, el presidente deberá abordar con urgencia la solución definitiva del Barranco del Poyo, una infraestructura clave que necesita una actuación integral para evitar futuras catástrofes. Los vecinos de la zona merecen la seguridad y certeza de que algo así no volverá a suceder.
En tercer lugar, se deben establecer mecanismos de control y prevención ante catástrofes naturales. Esto incluye no solo una revisión exhaustiva de los protocolos actuales, sino también un análisis de posibles amenazas como terremotos o incluso tsunamis. Contar con expertos en gestión y control de crisis será esencial, al igual que preparar a la ciudadanía mediante simulacros que les permitan actuar de forma adecuada y rápida en caso de emergencias.
Por último, y no menos importante, Mazón deberá asumir la tarea más humana y delicada de todas: acompañar a las familias de las víctimas personales. Esto implica ir casa por casa, escuchar el dolor y el pesar de quienes lo han perdido todo, y asumir que, aunque la inacción o los errores no tengan justificación, el perdón no exime del duelo y la responsabilidad emocional ante lo ocurrido. Un líder no solo toma decisiones; también enfrenta el dolor de su pueblo y lo asume como propio.
Destituciones necesarias y una lección por aprender
Las destituciones de Núria Montes y Salomé Pradas, por otro lado, son medidas necesarias y adecuadas. Montes, como exconsellera de Turismo, ya había demostrado con anterioridad que su lenguaje y sus acciones no estaban a la altura de las circunstancias. La gravedad de esta crisis solo hizo más evidente esta carencia. En cuanto a Pradas, el desconocimiento del sistema ES-ALERT, una herramienta implementada recientemente por Protección Civil, es una falla imperdonable para alguien en su posición. La gestión de catástrofes requiere de preparación y decisión, y Pradas no estuvo a la altura de ese desafío.
El futuro de Carlos Mazón: entre la fortaleza y la reflexión
Carlos Mazón se encuentra en un momento crítico. Es evidente que los ataques hacia su figura han sido feroces, y aunque su actuación pudo haber sido tardía, todo apunta a que sus decisiones estuvieron guiadas por la prioridad de salvar vidas. Tal vez su error fue no haber solicitado la declaración de emergencia nacional, lo que habría puesto al Gobierno central de Pedro Sánchez en una posición de mayor responsabilidad. La pasividad de Madrid fue evidente, pero esto no exime a Mazón de sus propias reflexiones.
El presidente deberá decidir si tiene la fortaleza mental para continuar liderando un proyecto que, antes de la DANA, parecía destinado a una mayoría absoluta. La pregunta no es solo si quiere seguir luchando, sino también qué legado desea dejar: uno que recupere el orgullo de los valencianos y alicantinos o uno que se vea truncado por las circunstancias.
La DANA del 29 de octubre no solo dejó un rastro de destrucción, sino también una lección: la necesidad de una ciudadanía más consciente, de líderes mejor preparados y de una política que priorice soluciones en lugar de ataques. Ahora, más que nunca, es momento de responsabilidad.
Javier Llull Sarrate, director de Vistanova TV