No es un caso aislado. Tampoco una anécdota administrativa. En Dénia se está consolidando un patrón que empieza a preocupar tanto dentro como fuera del Ayuntamiento: proyectos que se anuncian, concursos que salen a licitación… y concursos que quedan desiertos. Y vuelta a empezar: modificar pliegos, revisar precios, ampliar presupuestos y rehacer calendarios.
Una rueda que, en esta legislatura, ya ha afectado a más de seis contratos públicos clave.
Los ejemplos se acumulan y algunos ya son viejos conocidos: Bosc de Diana, Plan General, plaza María Hervás, centro de barrio París-Pedrera, reforma del local de Sagunto 8, y el capítulo más reciente —fresco de hoy mismo—, la retirada de las 132 palmeras del acceso a Dénia, cuyo concurso también ha quedado desierto.
Un recorrido por los expedientes revela algo claro: los precios y exigencias de los pliegos municipales no encajan con la realidad del mercado actual. Y cuando las cuentas no cuadran, las empresas directamente ni se presentan.
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Bosc de Diana: el proyecto que se “replantea” desde hace años
El caso del Bosc de Diana es casi un manual de cómo una obra encadena problemas:
Primero se licita, queda desierta, se revisa, se actualiza y se vuelve a sacar.
La inversión pasó de cerca de 123.000 euros a 136.000 euros para intentar atraer a alguna empresa. Ni con esas.
La propia concejala de Territorio llegó a admitir que la propuesta se está adaptando “a los nuevos tiempos”, un eufemismo elegante para decir que los precios estaban desfasados.
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Los planes pormenorizados del Plan General: sin ofertas y con retrasos acumulados
El urbanismo tampoco se libra. La redacción de los planes de ordenación pormenorizada del nuevo Plan General quedó desierta en su primera convocatoria.
Resultado: ampliar presupuesto, replantear pliegos y retrasar todo el desarrollo urbanístico.
Un área estratégica como esta —clave para vivienda, dotaciones y futuro urbanístico— quedó en stand-by por falta de ofertas.
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Plaza María Hervás: un concurso desierto que retrasó un proyecto ya demorado
La primera licitación de la nueva plaza María Hervás también quedó desierta.
El Ayuntamiento tuvo que subir el presupuesto y ajustar exigencias para atraer a las constructoras.
El retraso, inevitable. Y más adelante llegaron otros contratiempos, como la aparición de cimientos antiguos, que paralizaron la obra durante meses.
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Centro de barrio París-Pedrera: la reforma del local de Sagunto 8 tampoco encontró empresas
Otro proyecto de proximidad que se ha quedado sin pretendientes.
El centro de barrio previsto en la calle Sagunto, 8, quedó desierto pese a contar con casi 300.000 euros de presupuesto.
El Ayuntamiento ha tenido que realizar actuaciones menores y replantear de nuevo la licitación.
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Las palmeras del acceso a Dénia: el caso más reciente y simbólico
Hoy mismo, 12 de noviembre, otro concurso se suma a la lista.
La licitación para redactar el proyecto de retirada de las 132 palmeras de la CV-725 también ha quedado desierta.
Ninguna empresa se ha interesado.
Sin proyecto, no hay ejecución.
Y sin ejecución, las palmeras —ordenadas retirar por la Generalitat por motivos de seguridad vial— seguirán donde están.
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La oposición carga contra la gestión y habla abiertamente de mala planificación
Desde la oposición municipal se interpreta esta sucesión de concursos desiertos como un síntoma claro de mala planificación, falta de previsión y una desconexión evidente con la realidad del sector.
Aseguran que los pliegos municipales “nacen mal dimensionados” y con precios que “ninguna empresa considera realistas”, lo que provoca retrasos constantes en proyectos anunciados y genera la sensación de que la ciudad avanza “a trompicones administrativos”.
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Qué está fallando: precios desfasados y pliegos poco realistas
Lo que dicen técnicos y empresas coincide en un diagnóstico claro: los pliegos municipales están saliendo con precios que no responden al mercado real.
Los costes han subido, la mano de obra es limitada y las empresas priorizan concursos más atractivos.
Cuando un proyecto no es viable económicamente, directamente no se presentan.
Fecha tras fecha, concurso tras concurso, la realidad es la misma:
sin precios realistas no hay ofertas.
Y sin ofertas, Dénia sigue acumulando retrasos

