La moción de censura en Els Poblets nació fallida. Lo hizo desde el instante en que Carolina Vives decidió poner en marcha una operación imposible: la de enfrentarse a su viejo enemigo, José Luis Mas, utilizando como aliado coyuntural a Franc Pérez, el edil independiente del PRE. Una jugada que, vista con la distancia, no era más que ver el cortejo de la mantis religiosa. Y todos sabemos cómo suelen acabar esas historias.
Franc, la víctima del juego de tronos
Porque si alguien sale dañado en todo este embrollo, más allá del PSOE, ese es Franc. Quien conoce al regidor independiente sabe que es buena persona, con voluntad de trabajar por su pueblo, pero también con la ingenuidad propia de quien no domina las cloacas del juego político. Se ha dejado arrastrar por la codicia ofrecida por Carolina, confiando en que la operación tenía sentido, cuando en realidad era un movimiento construido sobre arenas movedizas.
Franc ha sido, en cierta forma, el “novato” de este particular Juego de Tronos. Creyó en una jugada que nunca estuvo atada, y ahora se queda sin la tenencia de alcaldía y sin la jugosa aportación económica de las concejalías y consorcios que ostentaba. Pero no ha sido tanto por ambición propia, como por haber sido utilizado en una partida que no le correspondía jugar.
Carolina: morir matando
La gran responsable del desastre es Carolina Vives. Ella, que firmó la moción y acto seguido se fue de viaje, dejando tirados a sus dos concejales en medio de las críticas ciudadanas, sin un argumento de defensa. Ella, que convirtió a Franc en aliado circunstancial cuando en realidad lo había puesto frente al precipicio.
Porque Carolina tenía un objetivo claro: o mataba políticamente a José Luis Mas o mataba a Franc. Y en su empeño personal, lo cierto es que ha terminado muriendo ella. “Morir matando”, como reza el titular. Ha dejado herido de muerte al PSOE local, arrastrando a la formación a una crisis sin precedentes y dejándoles con la urgente tarea de recomponerse bajo un nuevo liderazgo sólido, sin fisuras y con capacidad de tejer de nuevo alianzas con su socio natural, Compromís.
El eco en Ens Uneix
Este episodio también debería hacer reflexionar a “Ens Uneix”, ese partido de partidos locales y regionales que se debate entre convertirse en alternativa real o diluirse en alianzas equivocadas. La mala fama que esta operación ha generado en Els Poblets es un lastre serio, y más vale que midan bien sus próximos pasos si quieren conservar cierta credibilidad en un municipio ya cansado de experimentos.
El PP, daño colateral a corto, beneficiado a largo
En medio del estallido, el PP aparece como el menos damnificado. A corto plazo, su estrategia puede haberles dejado algo tocados: fueron actores útiles en una operación que terminó en estrepitoso fracaso. Pero a largo, el desgaste del PSOE y las alternancias naturales entre izquierdas y derechas les pueden situar en posición de ventaja. Si saben aprovechar el ruido, pueden ofrecerse como alternativa seria frente al baile de traiciones que ha marcado este capítulo.
Compromís, reforzado y con el viento a favor
Mientras tanto, Compromís sale reforzado. No solo conserva la alcaldía, sino que recoge buena parte del voto socialista desencantado con el espectáculo. José Luis Mas, el candidato más votado en las urnas, ve legitimada su posición y se consolida como el referente político del municipio.
Una lección amarga
La moción de censura en Els Poblets pasará a la historia local como un ejemplo de cómo no hacer política. Una jugada sin estrategia real, marcada por rencillas personales y ejecutada con torpeza. Carolina Vives ha intentado morir matando, y lo ha conseguido: deja un PSOE herido, un Franc despojado de su tenencia de alcaldía y un panorama en el que Compromís emerge más fuerte que nunca.
La moraleja es clara: en política no basta con firmar una moción y coger un avión. Porque mientras unos pasean, otros quedan en el barro. Y cuando el barro se seca, lo único que queda es el rastro de quienes, por querer matar, terminaron muriendo.