La Marina Alta vive este verano una de sus temporadas turísticas más intensas de los últimos años, con una ocupación que roza el 85 % en hoteles y apartamentos vacacionales, según datos locales del sector. Las escapadas de fin de semana y las reservas de última hora han marcado la pauta de un verano en el que los visitantes buscan sobre todo sol, mar y experiencias gastronómicas únicas.
Municipios costeros como Dénia, Xàbia o Calp concentran la mayor parte de la demanda gracias a su combinación de playas de aguas cristalinas, calas escondidas y puertos deportivos que atraen a quienes buscan actividades náuticas. Las Banderas Azules que lucen muchas de sus playas este año refuerzan la imagen de calidad y sostenibilidad que caracteriza a la comarca.
Más allá de la costa, el interior de la Marina Alta también ha encontrado su hueco entre los viajeros. Pueblos como Benissa, Llíber o Alcalalí sorprenden por sus rutas de senderismo, paisajes de viñedos y la posibilidad de degustar vinos y productos locales en entornos rurales con encanto.
La gastronomía continúa siendo uno de los grandes motores de atracción. La gamba roja de Dénia, los arroces marineros y las tapas tradicionales atraen tanto a turistas nacionales como a un creciente número de visitantes europeos, que buscan vivir experiencias culinarias auténticas.
Los empresarios turísticos confían en que agosto mantenga la tendencia positiva y apuntan a que la diversificación de la oferta –desde deportes acuáticos hasta festivales culturales y rutas de montaña– está ayudando a desestacionalizar la demanda.
“Este año notamos que la gente viene no solo a la playa; quieren conocer la comarca, probar la cocina local y hacer actividades al aire libre”, comenta un responsable de alojamiento en Xàbia. La combinación de patrimonio natural, cultura y gastronomía parece consolidar a la Marina Alta como uno de los destinos más completos del Mediterráneo para disfrutar del verano.