El debate sobre la posidonia en las playas de Dénia lleva más de una década sobre la mesa. Y si algo demuestra es que la política cambia, pero la arena sigue siendo la misma. En 2013, un joven concejal socialista llamado Pep Marí (que en paz descanse) se plantaba ante la orilla de la Marineta Cassiana para denunciar lo que calificó como una imagen “inadmisible” para un destino turístico de primer nivel: la playa estaba invadida por algas y sin rastro de los equipos de limpieza. Hoy, doce años después, el actual alcalde, Vicent Grimalt –compañero de Marí en aquel entonces– defiende en sus redes sociales que esa misma posidonia es lo que convierte nuestras costas en “un paraíso inigualable”.
La escena en 2013 era bien distinta. Tras una noche de marejada ligera, la Marineta amanecía cubierta de restos marinos y los bañistas debían abrirse paso entre alfombras de algas para entrar al agua. Marí, entonces en la oposición, compañero de Grimalt en la bancada socialista, señalaba directamente al gobierno municipal, en aquel entonces liderado por PP y Centre Unificat (CU), recordando que el contrato obligaba a limpiar a diario las playas con bandera azul durante la temporada alta.
“Si con un poco de marejada ya falla el servicio, no quiero pensar qué pasará con el primer temporal de levante”, advertía Marí ante los medios, subrayando la contradicción entre la promoción turística que el Ayuntamiento llevaba a las ferias y la realidad que encontraban los visitantes en la costa dianense.
De la crítica al elogio
Doce años más tarde, la fotografía política es radicalmente distinta. El mismo partido que entonces denunciaba la falta de limpieza defiende ahora el valor ecológico de la posidonia. Grimalt, alcalde desde 2015, publicó esta semana una imagen en la que reivindica el papel de esta planta marina para la protección del litoral y la biodiversidad, presentándola como un símbolo de naturaleza intacta que hace únicas las playas de Dénia.
La publicación ha abierto un debate en plena temporada alta: mientras el Ayuntamiento subraya el valor medioambiental, parte del sector turístico y hostelero advierte que la acumulación visible de algas en las orillas afecta a la imagen de la ciudad y puede restar atractivo a los visitantes que buscan playas limpias y accesibles.
“La empresa concesionaria debe garantizar la retirada diaria de las algas. Es inaceptable que una playa tan concurrida como la Marineta, junto a un hotel que recibe a cientos de turistas cada día, presente este aspecto en pleno verano”. Señalaba Marí en aquel verano del 2013.
El reto: equilibrio entre ecología y economía
La posidonia oceánica está protegida por normativa autonómica (avadala por el gobierno del Botànic) y respaldada por la Unión Europea, y su retirada solo se permite en circunstancias concretas. Científicamente, se reconoce su función clave para frenar la erosión y mantener la calidad del agua. Sin embargo, la gestión de sus restos en las orillas se convierte cada verano en un pulso entre el cuidado medioambiental y las exigencias estéticas del turismo, que sigue siendo el motor económico de Dénia y de buena parte de la Marina Alta.
Las cifras son contundentes: la hostelería, el comercio y los servicios complementarios dependen en gran medida del flujo de visitantes en los meses estivales. Y la percepción que estos se llevan de las playas incide directamente en la reputación del destino.
La posidonia está protegida por ley y su retirada solo puede hacerse en condiciones muy concretas y con autorización administrativa. La normativa —tanto la Ley estatal de Biodiversidad como el Decreto 64/2022 de la Generalitat Valenciana— busca preservar este ecosistema marino esencial para evitar la erosión y mantener la calidad del agua. Sin embargo, esta protección plantea un reto cada verano: las acumulaciones en la orilla dificultan el acceso al mar, especialmente para personas mayores o con movilidad reducida, y generan quejas en un destino que vive del turismo. El equilibrio entre cuidar el medio ambiente y garantizar playas funcionales sigue siendo una de las grandes asignaturas pendientes para municipios como Dénia.
Ayer y hoy, mismo debate
La hemeroteca muestra una paradoja: lo que en 2013 se denunciaba como dejadez se reivindica hoy como patrimonio natural. La pregunta sigue vigente: ¿es posible conciliar la preservación de la posidonia con el atractivo turístico que sustenta la economía local? Mientras las marejadas y temporales continúen depositando restos en la orilla, la respuesta seguirá dividiendo a políticos, vecinos y visitantes cada verano.
Fuente fotografia principal: La Marina Plaza (https://lamarina.eldiario.es/2013/08/28/bano-entre-algas-en-la-marineta-cassiana/
Fuente fotografia secundario: redes sociales Vicent Grimalt Boronat, alcalde de Dénia