El Festival de les Humanitats de Dénia ha cerrado hoy su tercera edición, destacando por la elevada participación del público y la calidad de los debates, lo que lo consolida como un referente en el ámbito del pensamiento crítico en la región mediterránea. La jornada final estuvo marcada por ponencias y debates profundos sobre los límites que rigen la vida contemporánea, aportando miradas críticas a los grandes desafíos que enfrenta la humanidad. Figuras de renombre en la ciencia, la filosofía, la sociología, la teoría política y la literatura compartieron con el público reflexiones que invitaron a cuestionar las estructuras que condicionan nuestras relaciones, libertades y visión del mundo.
La última jornada comenzó con una sesión a cargo del sociólogo Antonio Ariño y el filósofo y astrofísico Juan Arnau, quienes debatieron sobre cómo los límites definen nuestras dinámicas personales y sociales. Arnau resaltó que la ciencia moderna, a menudo considerada incuestionable, se ha convertido en un mito contemporáneo que convierte los datos en verdades absolutas. “El dato es el hijo de la imaginación humana”, afirmó, y ejemplificó con el impacto del dominio científico en las relaciones de poder globales. Por su parte, Ariño profundizó en la idea de que el individualismo es una construcción de las ciencias sociales, subrayando cómo la sociedad moldea la percepción y las acciones individuales.
La segunda sesión, liderada por la politóloga Máriam Martínez-Bascuñán y el profesor de Ciencia Política Luis Ramiro, abordó la creciente polarización política y el auge del populismo en las democracias occidentales. Martínez-Bascuñán apuntó cómo la crisis democrática ha provocado un aumento de discursos antiinmigración y la aparición de líderes autoritarios, destacando que “las fronteras abiertas ahora generan pánico y una sensación de pérdida de identidad”. Ramiro, por su parte, señaló que la polarización ha fracturado tanto a los partidos como a la ciudadanía, y advirtió sobre el peligro de los “empresarios políticos” que explotan los temores sociales.
El festival se cerró con un emotivo discurso de la escritora y periodista Nadia Muraveva, quien habló sobre la literatura como refugio y herramienta de resistencia en tiempos difíciles. Muraveva, que ha vivido en carne propia la censura en Rusia, subrayó el poder de la palabra para desafiar las represiones. “Los poetas debemos ser la voz de quienes no pueden alzarla”, afirmó, insistiendo en que la literatura tiene la capacidad de revelar las verdades que los regímenes autoritarios tratan de ocultar.
Durante el acto institucional de clausura, el alcalde de Dénia, Vicent Grimalt, subrayó la relevancia del evento en el contexto actual de desafíos sociales y políticos. Grimalt aprovechó la ocasión para disculparse con la ciudadanía por las desilusiones provocadas por la clase política y animó a todos a superar las barreras y a trabajar por un futuro mejor. “No caigamos en el desencanto. Podemos hacerlo mucho mejor”, alentó el alcalde.
El director académico del festival, Josep Ramoneda, cerró el evento destacando la alta participación, especialmente de jóvenes de la región, como una señal de que el festival debe seguir adelante. También señaló la creciente colaboración con la Academia Valenciana como un pilar esencial para el futuro de este encuentro multidisciplinar, reafirmando la importancia del diálogo y la reflexión para construir un mundo más consciente y humano.