¿Está Dénia preparada para un tsunami? La alerta en Rusia reactiva la preocupación

Escrito el 31/07/2025
Redacción Vistanova TV


El terremoto de magnitud 8,8 registrado ayer en la península de Kamchatka, en Rusia, y la posterior activación de alertas de tsunami en todo el Pacífico, han dejado una imagen inquietante: millones de personas evacuando sus hogares en cuestión de minutos gracias a un protocolo de alerta temprana que funcionó como un engranaje perfectamente engrasado. Apenas unas horas después, la pregunta resuena en ciudades costeras de todo el mundo, incluida Dénia: ¿y si pasara aquí?

 

El riesgo de tsunami en el Mediterráneo no es una hipótesis descabellada. Los informes del Instituto Geográfico Nacional y de Protección Civil señalan que, aunque menos frecuentes que en el Pacífico, los maremotos han golpeado nuestras costas en el pasado —el más recordado, el de Lisboa en 1755, que devastó parte de Cádiz y Huelva y llegó a provocar daños en las Baleares—. Las placas tectónicas del Mediterráneo occidental guardan silencio desde hace siglos, pero los geólogos advierten que la posibilidad existe.

 

 

Planes sobre el papel, dudas en la práctica

 

 

España cuenta desde 2021 con el Plan Estatal de Protección Civil ante el Riesgo de Maremotos, que establece un sistema de alerta temprana (SINAM) y protocolos para avisar a las comunidades autónomas y a los ciudadanos. La Comunitat Valenciana dispone a su vez del Plan Territorial de Emergencias (PTECV), que integra el riesgo sísmico e inundaciones.

 

Pero, ¿qué ocurre en Dénia? El municipio tiene planes de emergencia generales y protocolos operativos para servicios de bomberos y policía. Sin embargo, no hay constancia pública de un plan específico para tsunamis: ni rutas de evacuación señalizadas, ni simulacros que preparen a la población, ni campañas de información ciudadana que indiquen cómo actuar si el mar se retira repentinamente, el primer síntoma de un maremoto inminente.

 

 

La lección rusa

 

 

Lo ocurrido en Rusia demuestra que los segundos cuentan. Que la tecnología salva vidas, sí, pero también la cultura de la prevención: la gente sabía dónde correr y por qué. En Dénia, a día de hoy, la mayoría de ciudadanos y turistas desconocen siquiera si existe un protocolo local. Y esa laguna, en un municipio que recibe miles de visitantes cada verano, debería preocuparnos.

 

El turismo es motor económico de la ciudad, pero también su talón de Aquiles en una emergencia: una población flotante difícil de censar y de evacuar en una geografía que combina playas extensas, cascos urbanos densos y urbanizaciones dispersas.

 

 

De la pregunta a la acción

 

 

No se trata de generar alarma, sino de plantear una cuestión incómoda pero necesaria: ¿qué pasaría mañana si sonaran las sirenas? ¿Sabemos a dónde dirigirnos? ¿Quién nos avisaría? ¿Cuánto tardaríamos en reaccionar?

 

La respuesta no puede ser un silencio administrativo. El Ayuntamiento, en coordinación con la Generalitat y Protección Civil, tiene en su mano pasar del papel a la práctica: señalizar rutas de evacuación, formar a personal y ciudadanía, e incluir el riesgo de tsunami en simulacros anuales, del mismo modo que se hacen ejercicios para incendios forestales o inundaciones.

 

Porque la prevención no se mide en probabilidades, sino en consecuencias. Y en un escenario donde minutos pueden costar vidas, prepararse para lo improbable no es alarmismo: es responsabilidad.